miércoles, 9 de noviembre de 2011

La Antigua Plaza...

Era, es, el centro del pueblo.
Era el centro del mundo..., de nuestro mundo.
No encontrarías otro pueblo de la provincia con una plaza tan amplia, con un espacio para el recreo como en Olleros. Un diseño nada habitual en la época  que construyeron “las colominas”. Gracias a ello teníamos espacio para jugar incluso cuando Olleros era un hervidero de niños, los felices años en los que el “régimen” fomentaba la natalidad y que nuestros padres cumplían por Dios y la Patria, los felices años de nuestra infancia, de los niños de la generación 60`s.
Era la plaza un espacio multiservicios, que al tiempo de patio para el recreo escolar hacía las veces de polideportivo, parque de atracciones, lugar para los bailes de las fiestas e incluso improvisada iglesia de campaña para las comuniones.
La plaza era de tierra dura, bien pisada, pedregosa, irregular, en una especie de plataforma un poco tendida hacia los pabellones 18 y 17, con dos partes diferenciadas: la del futbol, la más pegada al pabellón 10, y la de los columpios y otras atracciones, a continuación.
Las escuelas patronales estaban en las viviendas de los pabellones que rodeaban la plaza, lo que convertía a esta en lugar de concentración y espera para entrar a clase y en patio de recreo en los descansos. En el descanso de la mañana había que salir corriendo a casa para coger el “tanque” con el colacao y azúcar para que de vuelta llenarlo con la leche en polvo que preparaba don Nemesio en el portal de su clase-casa (nunca viviremos lo suficiente para agradecer a los yanquis semejante regalo; ya que con un vaso de leche, muy aguada, pretendían salvarnos de la miseria y la desnutrición; ¡que si no fuese por el colacao…!). Éramos tantos que prácticamente era imposible jugar al futbol. En la foto se aprecia un montón de niños jugando mientras alrededor muchos más esperan su turno. Igual sucedía con los columpios, al ser tantos sólo los más rápidos y los “abusones” podían disfrutar de ellos en ese breve tiempo.
Gracias a su tamaño éramos los únicos del Valle que podíamos disfrutar de los coches de choque durante las fiestas, además de muchas más atracciones: tómbolas, tiros, caballitos…, de las mejores orquestas, de las mejores fiestas que nunca se vieron en kilómetros a la redonda.
Era, es, mi plaza.

¿Alguien sería capaz de identificar a alguno de los niños que aparecen en la foto? Los que la hemos visto no tenemos ni idea de quienes pueden ser.

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