Era
la segunda industria en producto local bruto de Olleros. En sus mejores tiempos
se afanaban, simultaneamente, en servir consumibles líquidos alcohólicos hasta 11 bares y una discoteca (incluso por
breve tiempo un pub), lo que representaría una ratio, como dicen ahora, de 180
habitantes por bar, que es algo así como
si Madrid tuviera 28.000 (claro, ¡que a lo mejor los tiene!, que al fin y al
cabo esto es España, el país de la cultura del socialbebercio, aunque siendo
justos nosotros supimos aplicarnos mejor que nadie en la ardua tarea de
mantener la media nacional a la altura que se merece). (Bares de Madrid:
15.248; ratio nacional: 461 habitantes por bar)
Cada
uno de ellos tuvo su momento de esplendor y decadencia, salvo los (¿el?) que
han sabido mantenerse en pie, no si dificultades, con el paso de los años. Han
tenido su tiempo, su momento, sus clientes, su peculiaridad, su rollo…, todos
con alguna particularidad que creaba el ambiente al gusto de los clientes que
lo frecuentaban.
He
querido empezar esta serie con el bar que, bajo mi particular punto de vista,
representa al que podríamos llamar “nuestro bar”, porque nació con nosotros,
quiero decir, abrió cuando nosotros nacimos como miembros de pleno derecho de
la sagrada comunidad de adoradores de Baco.
En
los años de la predemocracia, cuando nosotros éramos unos críos (esto era para
nuestros mayores tener menos de 16), como tuvieras el atrevido impulso de
entrar en un bar eras el foco de todas las miradas, furibundas, nada gratas, de
los clientes, (cien por cien masculinos que tampoco las mujeres lo tenían
fácil, salvo para tomar el vermut de después de misa, los domingos). El bar casi
era como un club privado donde todo intruso, léase niño o mujer, solo con la
intimidación de los autoelectos próceres cantineros (en cristiano: con el
acojone) salías del Bar que no esperabas por los diez céntimos de vuelta del
chupachús ni sabiendo que te dejabas en la barra una de tu propina semanal.
Nosotros
nacimos al mundo del consumo casi a la vez que nacía la democracia, la
libertad, la igualdad y para los bares la fraternidad, porque ¡qué mejor sitio
para resaltar, ponderar los valores de la amistad que la barra de un bar y la
ayuda de unas birras…! Ya despuntaban por debajo de nuestra nariz un hilillo de
pelos, un proyecto de bigote, que te daba billete para que pasaras a
convertirte en un iniciado del que todos querían ser maestro de ceremonia y te
invitaban a beber y fumar; a partir de ese día te sentías el rey del mundo,
tenías pleno derecho de uso de todo aquello que hasta ese día te estaba
prohibido, entrabas a ser miembro proferente de la Santa Cofradía de los
Dispómanos y Humeadores (para los de ciencias: bebedores y fumadores). Con lo
mismo, no podrías volver a pedir una cocacola en tu vida si no querías ser la
mofa de los concurrentes, ¡si hasta no fumar te podía convertir en un paria, un
apestado acaponado!
Así
estaban las cosas al principio de los ochenta cuando nació el KISS, por eso
digo que es “nuestro bar”, porque vino al mundo a la vez que nosotros nos revelábamos
a él. Los otros tenían su propio ambiente, “su” gente, y el Kiss tenía que ser
distinto, teníamos que hacerlo distinto, “nuestro”. Su mentor fue Policarpo,
Carpo, al que todos conocimos como “el
tronco” (es fácil que alguno sea la primera vez que oye su nombre),
personaje este que no habréis conocido otro tan listo para ejercer detrás de
una barra, con un olfato para sacar dinero a un bar, por encima, aunque alguno
pueda no estar de acuerdo, del mismo Jarabo, ¡ni los Pelayos primeros!
Fue
innovador en el trato con la gente ya que nunca te decía que no a nada de lo
que le pidieras por absurdo que pareciera, el primero en fomentar el videocine
en un bar (aunque acabase trayéndole algún disgusto por culpa del pirateo), el
primero en poner unas tapas con las que ibas comido a casa (con la protesta de
la competencia), en montarte una cena en una hora de la que salías satisfecho
por cantidad, calidad y precio (casi siempre puesto a boleo). Soportaba estoicamente
nuestros excesos, nuestras tonterías y “caprichos” de curda vacilona, sabedor
de que el que siempre ganaba era él. Si tu entrabas en cualquier sitio y
decías: “-¡Tronco!, ponnos un caldero de cerveza-“,… y no habías acabado las
últimas letras y ya habían llamado a capítulo a tres generaciones de tu familia
señalándote cual de ellos era el más adecuado para tocarle los cojones; pero
Carpo iba a la cocina, cogía el caldero con el que fregaba su madre, lo lavaba
¿concienzudamente?, y tiraba cerveza en él hasta que rebosaba, consciente de
que era el principio de una gran noche de risas y birras (tirando la cerveza en
el cubo al Tronco le sonaba como suenan las monedas en una caja registradora). Podías
decir: “-Haznos algo para quince, para cenar-“(¡a las diez de la noche!); con
la consabida referencia a tu familia, amablemente te podían indicar el mesón
más cercano (¡a tu puta casa!); pues Tronco no, en un pispas te montaba las
mesas, ponía a su madre a cocinar, te ponía la centésimo primera repetición del
España-Malta, y no tenía prisa por echarte. “-¡Tronco!, ¿qué te damos?-“ “-Darme
500 cada uno-“ “-¡Joder, Tronco, como te pasas!-“ “-Pues que sean 400-“; nunca
te discutía un precio, sabedor de que con buen rollito acabarías zumbándote cuatro
o cinco cubalibres.
Con
los años tuvo otros dueños, otras gentes, pero el Kiss “nuestro” es el del
Tronco, el de las noches infinitas de cigarros, cervezas y risas; el de nuestro
nacimiento a la vida, a la vida loca…
Como últimamente, el primer comentario ( y casi el único)es el mío, pues ahí va: me acuerdo de lo del caldero de cerveza perfectamente porque fue en fiestas. De aquella, me acompañaron unos amigos de Valladolid al poco de irme (¿1983-1984?)y recuerdo perfectamente que era el primer día de fiestas y uno de ellos no pudo con el ritmo. De hecho, al día siguiente se fue, algo enfermo, algo jodido,...Entrañable "el tronco" y toda la parentela.
ResponderEliminarSaludos
Tronco o Carpo en la Actualidad, y su clasico "Que no falte de nada" o "en 15 minutos esta todo hecho". Creo que poco o nada ha cambiado.Un saludo a los mayores!!
ResponderEliminarMe parece recordar, o alguien me ha dicho algunas cosas de ese bar, tardes enteras de mus, calderos de cerveza con vodka y 8 o 10 pajitas, platos de ensalada llenos de aceitunas, queimadas, despedidas de soltero, PELEAS, en fin , eso me han contado por que yo apenas iba por allí.
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